lunes, 10 de octubre de 2011
Dormir se antoja muy difícil si es sin ti.
Me gritaste, y yo te grité. Nos enfadamos y nos fuimos de casa. Me senté en el banco del parque de enfrente, y empezé a lamentarme haberme topado contigo en esta vida, sin embargo, empecé a imaginarme mi vida sin ti, sin tus risas, sin tus abrazos, sin tus caricias, sin tus besos, sin tus ojos marrones...
Corrí hacia el portal, y tu estabas alli, esperandome sentado a la puerta. Te levantaste y nos miramos a los ojos, y en ese instante, supe, que jamás te volvería a perder.
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